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Clientes tóxicos

El nombre del título la verdad es que es poco valorable con respecto al SEO, pero bueno resume lo que quiero contarte y no veía razón alguna por la qué adornarlo. 

Este tema me resulta un poco complejo de abordar. Voy a empezar por explicarte qué es para mí un cliente tóxico.

Es el tipo de persona que te pone siempre las cosas difíciles, con el que te cuesta trabajar, tiene un problema para cada solución, pone pegas a todo, mira el texto con lupa, le cuesta abrir la mente a nuevas opciones y lo que es peor a las tendencias del mercado digital. ¿Qué haces cuando das con uno de estos? ¿Qué haces cuando el cliente no se abre o cuando quiere «modernizarse», pero su mente aún sigue 20 años atrás y te obliga a aplicar una metodología a la vieja usanza?

Hace meses que estoy con uno de estos. Si te digo la verdad, desde un principio intuía que me iba a dar problemas y me daba la impresión de que era la típica persona que se creía con derecho a exigir simplemente porque está pagando tu servicio (aunque para él te está contratando).

El tiempo confirmó mis sospechas, pero antes de empezar a hacer el trabajo me curé en salud y empecé a ponerle límites ya que sabía que si no lo hacía, me iba a absorber y no lo podía consentir.

Hace un tiempo que me puse un horario laboral el cual me ha costado bastante (y me cuesta)  cumplirlo ya que trabajo desde casa y a veces vida personal y profesional se unifican, aunque no lo quieras. Así que cuando me escribe o me llama fuera de mi horario laboral (que para eso está puesto en Whats App Business), no le respondo.

Habrá quien piense que es poco profesional. Yo lo veo como un gesto de amor hacia mi persona, hacia mi vida y hacia el tiempo que se merecen que les dediquen los que me rodean. 

Yo estoy disponible al 100% en mis horas de trabajo, pero luego mi vida continúa en otro ámbito. Tengo hijos pequeños y requieren que su padre y su madre les atiendan. Mientras estén creciendo estas van a ser mis condiciones.

Cuando crezcan y vayan siendo más independientes, las modificaré y, por supuesto, siempre estarán adaptadas a mis posibilidades personales. 

Volviendo al tema del cliente tóxico

Antes de empezar con ese cliente, estuve a punto de decirle que no iba a trabajar con él. Me iba a inventar una excusa porque tan solo pensar en hablar con esa persona, me hacía sentir agotada.

Sabía lo que me podía pasar y aun así, decidí seguir adelante y aprender a llevarla. Me lo marqué como un reto personal y lo he conseguido, pero me sigue quitando la energía. Y lo que es peor, se ha llevado mis ilusiones.

Desde que estoy con ese cliente, me cuesta cada vez más concentrarme, he llegado a dudar de mis capacidades y he sufrido bloqueos infranqueables. Esto último no me había pasado jamás.

Siempre se me habían ocurrido ideas para escribir, formas de enfocar un tema en el que aparentemente no tenía sustancia para construir un texto. El resultado ha podido gustar más o menos, pero nunca llegar al punto plantearme «¿Cómo hago esto?». 

 

Aprendiendo a trabajar con clientes tóxicos

Es cierto que sigo estando con ese cliente y, aunque creo que no aguantaré mucho tiempo con él, tampoco puedo responsabilizarlo de lo que me estaba pasando.

Por eso, he cogido las riendas de mi vida, le he puesto límites y he decidido hasta dónde me compensa (en todos los aspectos) llegar. A pesar de todo esto, me ha dejado un aprendizaje. Bueno dos.

El primero es que prefiero la calidad a la cantidad de clientes o personas con las que quiero trabajar. Prefiero hacerlo en un ambiente bueno aunque a veces surjan opiniones enfrentadas entre nosotros. Y como soy mi propia jefa, elijo con quien quiero trabajar.

El segundo aprendizaje es que me planteo qué es lo que voy a recibir. Te pongo un ejemplo.

Estoy planeando unas vacaciones y este año quiero barajar la idea de ir a una casa rural o a un hotel rural. Lo que es el alojamiento de la casa rural es más barato que el hotel. En la casa, tendría que hacer todo lo que hago diariamente: comprar comida con antelación, mi marido y yo estar pendientes de los niños, etc. El hotel es más caro, pero hay pensión completa (me olvidaría de hacer comidas) y hay monitores durante todo el día que hacen juegos con los niños, por lo que no tendríamos que estar tan pendientes de ellos.

Si miro la parte en la que doy (pagar, dinero) y la que voy a recibir (descanso, salud mental), me quedo con lo que voy a recibir. De hecho, considero que voy a recibir mucho más de lo que voy a dar.

Ahora lo llevo a mi profesión de copywriter con el cliente tóxico, a parte de dinero, ¿voy a recibir quebraderos de cabeza?¿Desprecios?¿Malas contestaciones y mala educación? ¿O voy recibir buen trato?¿Críticas constructivas?¿Confianza para dejarme hacer?¿Me aportan cosas que yo no veo?

Si la respuesta está en esta última, adelante. Trabajemos juntos. No quiero dinero a cambio de salud. Mi salud no tiene precio. Tiene valor.

Llámame si tú también tienes ese cliente tóxico que te está bloqueando la creatividad y crees que mereces recibir más de lo que das. Mi propuesta es evitar que te quedes sin ideas.

 

"Yo hago lo que usted no puede y usted hace lo que yo no puedo. Juntos podemos hacer grandes cosas". 
Madre Teresa de Calcuta.
Mercedes Fernández

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