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Nazareth Castellanos, neurocientífica: «Algunos frutos secos mejoran tu memoria»

  1. Introducción

  2. Frutos secos que mejoran la memoria.
    2.1. Minerales y vitaminas clave: magnesio, zinc y vitamina E
    2.2. Antioxidantes y su papel en la salud cerebral

  3. Conclusión


La neurocientífica Nazareth Castellanos asegura que comer un puñado al día de frutos secos puede mejorar nuestra concentración, nuestro aprendizaje e, incluso, hasta reducir nuestros niveles de estrés. Para avalar esta teoría, se respalda en investigaciones que han demostrado que frutos secos como las nueces aumentan la plasticidad de nuestro cerebro, lo que supone un aumento de la capacidad de adaptación de este órgano, así como también su rápido fortalecimiento. Así que, y según sus propias palabras, «si quieres un cerebro más fuerte y ágil, empieza a incluir frutos secos en tu dieta».

Las nueces, aunque como hemos visto, nos aportan numerables beneficios hay otros tan cotidianos que podemos encontrar en cualquier establecimiento como son las almendras y las avellanas que, además de ser un snack natural y versátil, concentran una poderosa combinación de ácidos grasos Omega 3, antioxidantes, vitamina E y minerales como el magnesio y el zinc. Esto se traduce en que trabajan de forma sinérgica para proteger nuestras neuronas, mejorar la plasticidad cerebral y reducir los efectos del estrés. Así que comer un puñado al día no solo es una deliciosa costumbre, sino también un hábito que, como comprobamos, está respaldado por la ciencia para favorecer la memoria y la salud mental a largo plazo.

Frutos secos que mejoran la memoria

La alimentación es uno de los pilares fundamentales mediante los cuales conseguimos mantener un equilibrio entre nuestro cuerpo y nuestra mente. Cada vez hay más estudios que demuestran que lo que comemos no solo influye en nuestra energía diaria, sino también en nuestra capacidad de concentración, en nuestro aprendizaje e, incluso, en la prevención del deterioro cognitivo asociado al envejecimiento. En este sentido, podemos decir que los frutos secos se han convertido en protagonistas de la llamada «nutrición cerebral».

Se consideran «superalimentos» gracias a densos valores nutricionales que nos aportan en pequeñas cantidades, por lo que incluirlos de en nuestra dieta como algo habitual puede marcar la diferencia en la manera en la que nuestro cerebro va a procesar la información, también en la manera en la que se adapta a nuevos aprendizajes, así como su forma de protegerse frente al paso del tiempo.

Se ha observado que el consumo habitual de nueces mejora la plasticidad sináptica, es decir, la capacidad del cerebro para crear nuevas conexiones neuronales. Si lo traducimos al lenguaje cotidiano, quiere decir que tendremos mayor agilidad mental, mejor memoria y mayor facilidad para concentrarnos en tareas complejas.

Un estudio publicado en The Journal of Nutrition, Health & Aging (2014) encontró que el consumo de nueces estaba relacionado con un mejor rendimiento cognitivo en adultos mayores. Por otra parte, investigaciones de la Universidad de Harvard han confirmado que la ingesta de frutos secos se asocia con menor riesgo de enfermedades neurodegenerativas gracias a su acción antioxidante y antiinflamatoria.

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Minerales y vitaminas clave: magnesio, zinc y vitamina E

  • Magnesio: Este mineral es esencial para la transmisión nerviosa y la plasticidad sináptica. Favorece la comunicación entre neuronas y mejora la memoria a corto y largo plazo. Niveles adecuados de magnesio se han vinculado a una reducción del estrés y a un mejor sueño, factores clave para mantener el cerebro en óptimas condiciones.
  • Zinc: Participa en la regulación de la comunicación neuronal y en los procesos de aprendizaje. Además, interviene en la reparación de tejidos cerebrales y en la protección contra el daño oxidativo. Su carencia puede afectar la atención y el rendimiento cognitivo.
  • Vitamina E: Es un potente antioxidante liposoluble que protege las membranas celulares del daño causado por los radicales libres. Se encuentra en abundancia en frutos secos como almendras y avellanas, así como en el aceite de oliva. Su consumo regular se asocia con menor riesgo de deterioro cognitivo y enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer.

Los tres nutrientes trabajan juntos para fortalecer las conexiones neuronales, reducir la inflamación cerebral y mantener el equilibrio químico que permite al cerebro funcionar de manera eficiente.

Antioxidantes y su papel en la salud cerebral

El cerebro es especialmente vulnerable al daño oxidativo debido a su alto consumo de oxígeno y su composición rica en lípidos. Los antioxidantes, presentes en frutos secos como las nueces, cumplen una función vital al neutralizar los radicales libres y evitar el envejecimiento prematuro de las células cerebrales.

El consumo habitual de antioxidantes no solo protege contra enfermedades neurodegenerativas, sino que también favorece la memoria y la concentración diaria. Además, los ácidos grasos Omega 3 presentes en las nueces potencian la regeneración de las membranas neuronales, permitiendo que la señalización cerebral sea más rápida y eficiente.

Incluir un puñado de frutos secos en la dieta —equivalente a unos 30 gramos al día— puede contribuir a reducir el estrés oxidativo, mejorar la claridad mental y reforzar la capacidad de aprendizaje. La ciencia respalda la idea de que pequeños cambios en la alimentación pueden tener un impacto significativo en la salud cerebral a largo plazo.

Conclusión

La evidencia científica es clara: los frutos secos no son solo un alimento energético, sino una inversión en la salud mental y cognitiva. Gracias a su riqueza en ácidos grasos Omega 3, antioxidantes, vitamina E, magnesio y zinc, ayudan a proteger las neuronas, mejorar la plasticidad cerebral y reducir el riesgo de deterioro cognitivo.

Adoptar el hábito de consumir un puñado diario de nueces, almendras o avellanas puede marcar la diferencia en la memoria, la concentración y el bienestar emocional. Además, son fáciles de incorporar en cualquier dieta, ya sea como snack, en ensaladas o como acompañamiento en platos principales.

En definitiva, si quieres un cerebro más fuerte, ágil y resistente al paso del tiempo, empieza a incluir frutos secos en tu dieta. La ciencia lo respalda y tu salud lo agradecerá.

Referencias bibliográficas

  1. Harvard T.H. Chan School of Public Health. The Nutrition Source: Nuts and Health.

  2. National Institutes of Health (NIH). Office of Dietary Supplements: Vitamin E, Magnesium, Zinc.

  3. Arab, L., Ang, A., & Dhaliwal, S. S. (2014). “Nuts and cognitive function in older adults.” The Journal of Nutrition, Health & Aging.

  4. World Health Organization (WHO). Healthy Diet Fact Sheet.

 

Mercedes Fernández

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